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DATOS DE SITUACIÓN 2022 DE LOS BOSQUES EN EUSKADI

Necesitados de gestionar la diversidad

Es la Fundación HAZI, institución instrumental del Gobierno Vasco, la que, de forma periódica y atendiendo a las directrices marcadas internacionalmente, elabora un mapa detallado de los bosques de Euskadi (cartografía distribuida de las masas arbóreas) para cuantificar su extensión.

Estos, acaban de publicar los datos del uso del suelo recibidos en el año 2022, lo que nos ofrece la situación del bosque de Euskadi.

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Si se agrupan más genéricamente los datos concretos de los mismos, se observa que el 93% de la superficie de Euskadi (670.080 has) está destinada a la práctica del sector primario (bosque, campa, agrícola o roquedo). Euskadi, en su escasa extensión (722.975 has), sigue siendo un territorio rural. En cualquier caso, es evidente que el uso predominante del suelo es el forestal (algo más de la mitad de la superficie, 396.191 ha). Por lo tanto, el bosque juega un papel fundamental en nuestro territorio.

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Esta importancia se extiende, aunque con distinta intensidad, a los tres territorios históricos. En todos ellos, el uso predominante es el forestal.

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Si analizamos la propiedad de la superficie con uso forestal en Euskadi, vemos que algo más de la mitad es privada. Esto es importante a la hora de explicar cómo y por qué se han tomado las decisiones sobre lo que ha sucedido (y lo que va a suceder) en estos bosques. Muchas de ellos son de individuos y familiares.

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Para ver los efectos de esta condición, podríamos estudiar la distribución de las especies que componen el bosque. Sin profundizar demasiado, y haciendo una agrupación general de todas las especies arbóreas que podríamos tener, como coníferas o frondosas, veremos que son algo más de la mitad frondosas. Tenemos de uno y otro, aunque principalmente frondosas (226.497 has).

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Euskadi cuenta con una gran variedad de especies de coníferas distribuidas por sus bosques. Aunque el pino radiata es el más frecuente, también aparecen otro tipo de coníferas. Entre ellos cabe destacar cuantitativamente los autóctonos Pino silvestre y Pino marítimo, así como los alóctonos Pino laricio, abeto Douglas y Alerce. Todos ellos tienen la capacidad de producir troncos rectos de alta densidad de madera, actualmente con una gran demanda para la construcción (aunque no todos tengan el mismo tipo de uso). Por lo tanto, la producción necesaria para hacer frente a la fuerte demanda actual de la industria maderera local ya existe.

Además, aunque todavía en pequeñas proporciones, comienzan a aparecer bosques de criptomería y secuoya que, a pesar de la formación de troncos rectos, son de producir madera de baja densidad. También hemos comenzado a plantar la base para ofrecer la diversidad de usos que la industria maderera puede tener en nuestra área en el futuro.

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Profundizando en los datos de la especie más abundante, el pino radiata (102.488 has) se observa que posee en su mayor parte bosques cerrados o semicerrados. En apariencia, por tanto, todavía existe la posibilidad para una silvicultura más dinámica (con aclareos más abundantes) que tendría beneficios tanto en la producción de madera como en otros servicios ecosistémicos del bosque. Por supuesto, en este caso, las posibilidades de comercialización (precios) que pueden tener los troncos pequeños como la apea o el tronquillo condicionan mucho (habría que aumentarlos para dinamizarla).

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Por el contrario, la distribución de las fases de desarrollo de los pinares de radiata muestra una extendida imagen de las fases más evolucionadas (o bien son fustales o bien estos están ya talados recientemente). Las fases intermedias, especialmente las de regeneración de esta especie, son relativamente escasas. En consecuencia, la gestión realizada hasta ahora con esta especie permite que en el momento presente exista un bosque del que se pueda aprovechar su madera, pero en el futuro, esta posibilidad puede reducirse o desaparecer.

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De hecho, la existencia de talas en las superficies boscosas que habían sido fustales de pino, pero la ausencia de nuevas regeneraciones con la misma especie, explica el cambio de especie que se está produciendo en estas zonas. Las coníferas de esta sustitución, serían las especies en situación inversa. Por ejemplo, la Criptomería (o la Secuoya).

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Si la diversidad de especies coníferas es alta en Euskadi, la de frondosas es aún mayor. Además, en lugar de ser una sola especie, la que destaca en su número de superficie, son una serie de especies de frondosas, como el haya, el bosque mixto atlántico, el quejigo, la encina, el eucalipto (que, aunque pueden ser de distinta especie, los mostramos combinados por su similar gestión y uso maderero), el roble y el rebollo.

Si bien todas estas especies de frondosas tienen un potencial de producción de troncos y uso de madera deseable, con la salvedad del Eucalipto, los datos más profundos de su estado muestran la no gestión actual y el abandono de muchos años.

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Tomemos como ejemplo el bosque mixto atlántico que aparece como mezcla de muchos de ellos. La inmensa mayoría aparecen como bosques muy cerrados, lo que señala que no han recibido ninguna actividad forestal.

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Dado que el grado de crecieminto es más lento comparado con la mayoría de las coníferas, y sin una señal de gestión que lo potencie, la mayoría de ellos se presentan actualmente en fases tempranas de desarrollo.

Además, en estas primeras fases de desarrollo, es decir, en las que la luz y el agua son más abundantes, aunque el bosque aparece como mixto, la tendencia es que termine siendo dominado por los robles. Por lo tanto, sin una gestión que garantice el carácter de mixto, estos bosques puede que sólo sean una fase temprana de desarrollo para terminar siendo nombrados como robledales.

Las otras especies arbóreas de esta gama de frondosas más destacadas presentan también indicadores notorios de una ausencia durante años de haber estado sin ninguna gestión.

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Tomando como ejemplo a los encinares, muestran prácticamente una sola fase de desarrollo que es indicativa de su uso como monte bajo y de su abandono a día de hoy.

En términos generales, podemos decir que las frondosas de Euskadi muestran una clara falta de gestión y un claro abandono.

Estos mapas forestales que se han editado periódicamente, se han ido haciendo cada vez más complejos y han ido acumulando más espacios. Esta evolución obliga a una cuidadosa comparación de los resultados de las superficies con los mapas correspondientes a inventarios pasados. Teniendo en cuenta todas estas excepciones, podríamos hacer una comparativa entre los diferentes mapas publicados hasta ahora, para dar una idea de la evolución de los bosques en Euskadi.

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El pino radiata, que anteriormente destacaba notoriamente en los mapas forestales, ha disminuido periódicamente. Su lugar, ha sido sustituido fundamentalmente por frondosas. Por tanto, aunque se ha mantenido la superficie forestal total, se ha realizado con un cambio de especie, sustituyendo el pino radiata en su mayor parte por las frondosas.

Pero no todas las especies de frondosas han aumentado por igual. El eucalipto y el bosque mixto atlántico han sido, sobre todo, las especies de frondosas que han aumentado (de ahí que aún presenten fases tempranas de desarrollo). Como el eucalipto tiene un crecimiento muy rápido y su uso maderero más frecuente se realiza en troncos pequeños, se muestra preparado para su industrialización. Pero el bosque mixto atlántico, en estas fases tempranas, y para una adecuada industrialización futura, se plantea en la necesidad de una silvicultura más dinámica (sobre todo, podas y claras).

Por el contrario, especies como el haya, el quejigo, la encina, el roble y el rebollo se han mantenido durante todos estos años con una extensión similar. Por lo tanto, estos no se han extendido, sino que han crecido (engrosado) donde estaban. Por ello, al engrosar en abandono, con troncos tortuosos y ramosos, se han desarrollado con una escasa oferta de transformación industrial. Aunque también necesitan una silvicultura más dinámica, sobre todo necesitarán claras y cortas de regeneración realizadas con mucho cuidado.

En cualquier caso, los bosques de frondosas en Euskadi han sido, sobre todo, de regenrados naturales, o bien han sido plantados hace muchos años o bien provienen de rebrotes de cepa. A pesar de que en los últimos años se han realizado nuevas plantaciones de frondosas, su crecimiento no está siendo muy representativo.

La dinámica de los últimos años y la situación actual nos permiten destacar tres aspectos en el bosque de Euskadi:

  • Distribución extensa y abundante del bosque
  • Diversidad amplia de este bosque
  • Necesidad de silvicultura de la mayoría de las especies de frondosas

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El bosque aporta muchos beneficios a la sociedad, por lo que la extensión que se nos presenta es adecuada. El hecho de que la diversidad en el bosque puede ofrecer beneficios (ante plagas, ante incendios, en la oferta de servicios de los ecosistemas…) hace que la situación diversa que se nos presenta sea también adecuada. Por el contrario, la gestión forestal no aparece repartido en todo ni de forma correcta. Por ello, al igual que las coníferas se gestionan de forma más dinámica, es conveniente comenzar a gestionar también las frondosas.

Pero para poder ver la fotografía de los bosques así, sería necesario sentar unas bases en nuestra sociedad y cultura. Nuestra sociedad debería consumir esa oferta diversa y enriquecedora de muchos bosques, de una manera justa, abasteciendo la diversidad de sus necesidades, con una producción local variada y a un precio digno. En definitiva, un bosque diverso supone un consumo local diverso. Tengámoslo en cuenta y pongámonos en marcha.