Aprovechar los residuos forestales para generar electricidad renovable y evitar que causen incendios. Éste es el doble objetivo de la planta eléctrica de biomasa forestal de Corduente (Guadalajara). Las ventajas ecológicas y económicas de estas instalaciones y el potencial de la biomasa española animan a otras empresas e iniciativas ciudadanas a plantear más centrales de este tipo. No obstante, los expertos recuerdan las dificultades que explican por qué no se han generalizado.
Corduente tiene una central eléctrica peculiar. Su combustible consiste en residuos forestales provenientes de la limpieza de los montes adyacentes y del Parque Natural del Alto Tajo.
El objetivo de sus responsables, Iberdrola Renovables, es transformar al año unas 26.000 toneladas de estos restos de poda y clareo en dos megavatios (MW) continuos de electricidad, suficientes para abastecer a unos 14.000 habitantes. El 12% de esta energía se destinará al funcionamiento de la propia central. Sus dimensiones son pequeñas y la idea es que sirva de piloto para futuros proyectos. Esta empresa ha previsto instalar otra planta de biomasa forestal en As Somozas (A Coruña), pero se encuentra paralizada a la espera de que se clarifique el plan de energías renovables en la comunidad gallega. Otras empresas de este sector con proyectos de centrales de biomasa en Galicia están en la misma situación.
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