Las circunstancias sociales, económicas y culturales en nuestro país han cambiado; las de los montes, también. Las genuinas y contrastadas técnicas de repoblación forestal en España deben darse a conocer, ser apreciadas a incorporarse a los nuevos modelos de selvicultura ibéricos que, ahora sí, deben considerar -como habrá de hacer el movimiento ecologista, si es que algo ha aprendido en estos últimos años- a las personas que habitan el monte (o podrían hacerlo) como la especie principal con la que volver a poblar y hacer próspera esa vasta extensión forestal que es la naturaleza española.